El verano llego, empezó la marcha!

  • Gloria
  • 30 Jun 2018
  • Turismo y ocio

Termina Junio y empezamos nuevo mes. Junio fue el pistoletazo de salida, un mes para ponerme a prueba. Para ver cómo iban configurándose las propuestas y objetivos iniciados en setiembre. Sí, por qué para mí, las propuestas en torno a mi trabajo empiezan en este mes. Tradicionalmente en enero nos hacemos los buenos propósitos del año, pero para mí, setiembre, es enero. En setiembre, cuando el tema vacacional ya va de baja, empiezo a planificar la siguiente temporada, y a partir de enero, empiezo a ponerme manos a la obra, así que en Junio, justo cuando empezamos la temporada turística, veo como andan mis planes, y si hay que modificar o reconducir acciones, actitudes. Y así, hasta volver a empezar un nuevo ciclo.

Tener las cosas un poco controladas, aunque parezca imposible, es necesario para no perderte por el camino. Sobre todo hablo por mí, que soy de dispersión fácil, ya que me encanta tocar mil teclas a la vez. Todo negocio, por mucho que te digan lo hermoso, lo gratificante que es ser un emprendedor, lo que siempre dijimos empresario, no es tarea ni relajada, ni nada sencilla. Hay que currárselo des del minuto cero. Y aún así, a veces las cosas no salen como uno inicialmente pensó, por eso creo tan necesaria la planificación y el seguimiento para ver si este proyecto vacacional  va en la dirección correcta.

Con el calorcito ya se empieza a respirar vacaciones. Justo al inicio del solsticio de verano en Coma-ruga se empieza a percibir esa sensación de veranito, vacaciones, de cambio de ritmo. Ya no hay escuela, el día es más largo y a todos nos apetece salir y disfrutar del nuevo ciclo. Fiestas, festivales, verbenas, todo vale para divertirse, y da su resultado. Se nota cómo en el paseo marítimo repleto de turistas paseando, en la dificultad para aparcar, en intentar coger sitio en un restaurant sin reserva, o simplemente en hacer una compra en el super más cercano. Pero esto es parte del encanto del verano, la gente, la diversidad de personas que podemos acoger en nuestro ciclo veraniego.

Para mí empieza la temporada máxima de trasiego entre entradas y salidas de los apartamentos que dirijo con tanta ilusión, ganas, y empeño no me faltan. Me gusta lo que hago. Me hace feliz hacer felices a mis huéspedes. Me esfuerzo en poner la máxima atención para que se encuentren lo más cómodos posible, lo más libres posible, que puedan campar, por el patio, a su aire. Charlando, relajándose con una cerveza bien fresquita, mientras ven a los críos jugar. Me gusta que puedan entrar y salir sin restricciones. Que se sientan como en su casa.

¡Una norma que me exijo! No molestar con mi presencia. Quiero que tengan intimidad, por ello me convierto en una transparencia. Estoy cuando me necesitan. Aquí está la gracia, estar, sin estar. Aún qué, no os penséis que soy de piedra, por qué si me dan pie, siempre tengo tiempo para participar en sus charlas, conocernos, reírnos, intercambiar culturas, y hacer amigos. Para mí es mi gran premio, hacer amigos, que repiten su estancia, una y otra vez. El trato personal cuenta, es el máximo valor que uno puede ofrecer, es mi diferencia. Dejar un buen recuerdo, de nuestro territorio, de su estancia en Yola, de nosotros mismos. Esta es la clave para que nos elijan. Pero sin duda, para hacerla efectiva y duradera, hay que planificar el qué, el quién y el cómo queremos ser, y llevarla a revisión cada junio. El balance, de momento no puede ser más agradecido. 


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